miércoles, 12 de septiembre de 2012

Apuntes anfibios: México y Costa Rica




La atroz agalychnis callidryas -o ‘rana verde de ojos rojos’, para los amigos- observa, pasmada, el panorama. Encaramada en su árbol de la húmeda espesura centroamericana, con vista roja y desorbitada trata de asimilar el golpe. Vaya lío en que se metió la “Sele” de Costa Rica. A unos 2,500 kilómetros hacia el norte, el epílogo en el Azteca ya está escrito. Tras un partido francamente simplón, la cuadrilla de El Chepo rubricó su entrada al Hexagonal Final de CONCACAF con doce puntos de doce posibles.

Crónica eruptiva
Durante casi todo el primer capítulo, el monstruo de Tlalpan dormitó. El colectivo de verde nomás no templaba los cables y merodeaba errante en sus recorridos. Incluso el ansia costarricense propinó un par de sobresaltos. Mientras, allá en el Providence Stadium de Guyana, un tal Rafa Burgos sacaba un zurdazo agónico que le daba tres puntos a El Salvador. Se ponía peor la suerte de los Ticos.

Por fin, México dio visos de reacción en la segunda parte. Jesús Zavala estuvo a una punzada de quebrar el cero a cero, pero un reflejo eléctrico de Keylor Navas salvó el portal centroamericano. El muchachón del Levante valenciano quería avisar que no era tan fácil. Pero no. Torres Nilo enfiló alto y le prendió mecha al cuete. El Chicharito fue puntual y, con la mollera de frente, rompió la guardia de Costa Rica. Con eso bastó. Los volcanes del Valle Central de San José prorrumpieron un resoplido fúrico. De Alajuela a Puntarenas, la tierra se calentó.

La rana agazapada
Con un solo embate, México sofocó al Tico. Los doce puntos colocan a las huestes de El Chepo en la antesala rumbo a 2014 y su proceso con selección derrocha la “Pura Vida” que se echa de menos en las topografías costarricenses, donde la cabeza del técnico Jorge Luis Pinto está en peligro. Detrás de él, la ‘rana verde de los ojos rojos’ está agazapada, con todo y ponzoña. Con Hexagonal garantizado y la amenaza Tica apaciguada, toca experimentar en los dos partidos que restan: una visita a Guyana… y recibir, como se merece, a El Salvador en el Azteca. Eso de las serenatas de hotel acá no aplica.


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