martes, 21 de agosto de 2012

Princesa, plumerío y demonios: notas de la jornada 5


Cada jornada altera las topografías de la guarida del Cucaracho. La 5, por ejemplo, nos hizo exhumar una videocasetera que descansaba, inmutable, en un rincón de la alcantarilla. Aquí el muestrario.

Noventerías
La noche del viernes trajo reencuentros noventeros. El León de melena verde posó zarpa en el Azul y, tras quince años, fue inevitable remembrar aquel campeonato del in(f)vierno que tanto ha negado réplica. Pero este 1 a 1 no cayó mal. La bestia mordió primero y siempre es un espectáculo contemplar cómo el flujo nervioso pesa en el clima de la Nápoles. Y al parecer ese aire le hizo bien a Pablo Barrera. De cepa forjada en Tlalnepantla, el muchacho dejó atrás los malos vientos de barrio londinense y charco aragonés para empatar con un cañón de cemento puro. A cinco fechas, este Cruz Azul se siente tibio, pero invicto. Con León de vuelta, es buen momento para quebrar conjuros que se remontan a 1997… tiempos donde ver la boda de Lucerito en VHS era un lujo, y cuando los Sueños líquidos de Maná tenían en su carátula a una dama que, si se le rastrea, uno choca contra los guardias reales que están apostados en el Palacio de la Zarzuela, allá en las afueras de Madrid. Salud, princesa.

Aviario
El sábado se desencadenó un plumerío tan escandaloso que hasta en la Sierra Gorda cayó pedacería. El América sembró rapiña en La Corregidora y el Querétaro no asimila porcentajes. Chucho Benítez se consolida como depredador de redes y Rubens Sambueza reafirma por qué es uno de los predilectos de El Piojo.

De almas y ofertas
Toluca está intratable. Pero aunque el demonio de La Bombonera distribuye lumbre sin escatimar, batalló para apuntarse la quinta. Fue hasta el último estertor del mediodía mexiquense cuando El Pájaro Benítez consumó la diablura. Pachuca sigue desprendiendo energía gris. Cuando cayó el gol, Hugo miró de soslayo a Meza… quiso ser Fausto, pero al parecer, Ojitos no le compra el alma a nadie. A afilar tridentes, la próxima parada es San Nicolás de los Garza. 

miércoles, 15 de agosto de 2012

Apuntes bilaterales: México y Estados Unidos


En unas horas se juega el Clásico de Concacaf. Mientras el Times de Nueva York despliega una columna titulada ‘Estadio Azteca: Into the Lion’s Den’, Jürgen Klinsmann pasa saliva. Su lista de convocados nomás no cuadró entre las huestes críticas de la U.S. Soccer Federation. Y más acá, con sus 2,200 metros sobre el nivel del mar, el templo de Coapa se planta como el santuario más espeluznante de la confederación.

Inventario
Si a la lista de El Chepo se le practica una arqueología, toca reparar en algunos glifos. Guillermo Ochoa: con bronceado mediterráneo, el meta del Ajaccio tendrá que tapar con fuelle napoleónico. La fiebre olímpica le propinó un resfriado marca José de Jesús. Severo Meza: veracruzano de cantera regia, está a nada de entrar al ‘club de los recurrentes’. El Maza Rodríguez: tendrá que ser el hombre fuerte allá atrás. Andrés Guardado: a días de debutar en Mestalla, el tapatío trae el punto de la paella de Riscal. Aldo De Nigris: mismo diagnóstico que Ochoa; su malestar se llama Oribe. El Chicharito: tras el campamento de verano en Old Trafford, a exponer nuevos trucos.

Con el amistoso menos ídem de la región, México apunta rumbo a San José para el siguiente choque de grupo. Después la cuadrilla yanqui, Costa Rica es quizá el otro pantanal incómodo que la zona coloca en ruta a Brasil 2014.

Se habla español
Entre amistosos y clasificatorios, México recibe al batallón gabacho tras cinco victorias al hilo. Estados Unidos no puede decir lo mismo, llega con dos ganados, dos empates y un sentón que le puso Brasil en Maryland. Aparte de los eternos Howard y Donovan, el ‘roster’ norteamericano es un homenaje al meridión gringo con saludos a la Liga MX: Édgar Castillo, xoloitzcuintle ‘outlaw’ oriundo de Las Cruces, Nuevo México, terruño que aún huele a la pólvora de Billy the Kid; Michael Orozco defensor ambivalente que se pasea entre San Luis y el Orange County; José Francisco Torres, fibra pachuqueña con boleto a Longview, verdadero rancho del este texano; Hérculez Gómez, de la Comarca al puerto californiano de Oxnard, sitio donde veranea cierto ‘jet-set’: de Cher a Dave Grohl. ¿DaMarcus Beasley? el muchachón del Puebla no cuenta, ese trae pura cepa de Fort Wayne, Indiana.

Anecdotario
A Jürgen Klinsmann se le conoce. A ver con qué humor lo recibe el bramido de Tlalpan. Una tarde de junio del 98, allá en la costa de Montpellier, el capitán germano capitalizó los yerros de Raúl Rodrigo Lara y despidió a México de aquel Mundial francés. Con todo y Matador.


martes, 7 de agosto de 2012

Godzilla en Wembley. Apuntes en japonés



El descomunal reptil radiactivo tomó aire y se zambulló en el Pacífico. Minutos después emergía del Canal de la Mancha, sacudiéndose con estrepitoso rugido eléctrico. Luego de hacer compras por Chelsea y Kensington, y tras escuchar el sermón de las cuatro en San Pedro de Westminster, enfiló rumbo a Wembley. A dos tiros de piedra, el batallón azul de samuráis escuchó su rechinido nuclear. A temblar. Godzilla, el entrañable kaiju que habita en el subconsciente nocturno de los chamacos japoneses, entró sin boleto al templo londinense y, como es su costumbre, les rompió todo.

El Budokan de Tlalpan
Hace 44 años, la bestia y su aliento atómico estaban en pleno letargo. Cuando al Estadio Azteca le crecían pagodas de cemento, no acudieron al llamado. Eran tiempos de rechiflas presidenciales, películas de El Santo y silbidos de Bob Dylan. Ese mediodía de octubre del 68, un tal Kunishige Kamamoto se hurtó una medalla de bronce que le pertenecía a la casa. El oriundo de Kyoto, dicen, tenía 24 años y muy poca vergüenza.

Tecalitlán – Albert Hall: vía Abbey Road
En las líneas tributarias del Támesis, el pergamino tendría que leerse diferente. En un principio, cuando el enjambre nipón invadía la chinampa de Tena, se trataba de oler terrenos y escupir los nervios al agua. Pero Yuki Otsu, atacante de 22 años que se pasea por la Bundesliga, prendió un balón que fue a encajarse, con saña, en el portal de Corona. El fantasma de Kamamoto hacía florituras macabras por todo el Nuevo Wembley. Japón tocaba y se replegaba… y viceversa.

Pero en el terruño de Dickens, siempre surgen héroes desde la alcantarilla. Enriquez peinó a capela y Marco Fabián consumó el empate. Allá en su natal Tecalitlán, el mariachi Vargas y hasta los chivos de birria pregonaron con grito de agave. México descifró el código japonés y el kamikaze se topó con trampolín. Oribe Peralta disparó en isabelino y dictó voltereta. Luego se dio el lujo de taconear. Javier Cortés agradeció el gesto y atravesó la línea samurái para clavar la sentencia. México terminó caminando con la calma con que se cruza una calle en Abbey Road. Y allá en el archipiélago, en el Palacio Imperial de Tokio, las geishas sirven el enésimo sake mientras los señores niegan con la cabeza. Por otro lado, un mariachi toma las instalaciones del Royal Albert Hall para cantarle a José Alfredo… y a Chavela. Salú, chamana.